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Los medios de comunicación y las agencias de publicidad son actores esenciales en la elaboración de contenidos. Ostentan un poder no sólo comercial o como instituciones culturales, sino que se establecen como formadores de opinión, productores, reproductores y transmisores de valores, estereotipos, significados y del sentido común, al tiempo que definen aquello que es considerado como relevante, normal, discutible y aceptado o rechazado socialmente.
Ejerciendo dicho poder, estos actores han reproducido y legitimado las desigualdades de géneros y ejercido violencia hacia las mujeres tanto a través de los contenidos como hacia dentro de sus estructuras laborales.
Pero hoy, y cada vez más, los discursos discriminatorios y estereotipantes son cuestionados por una sociedad que busca deconstruir estos mensajes.
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Pocos contenidos escapan de la mirada, ahora sensible en géneros, de crecientes sectores de las audiencias. La pregunta es: ¿Cómo pasamos de ésto?
O esto…
¿A ésto?
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Transformando los medios
Los vaivenes políticos y económicos de los últimos 4 años, implican la desarticulación de los mecanismos de prevención de concentración monopólica u oligopólica indebida, recortes presupuestarios y la consecuente afectación del funcionamiento de los organismos estatales encargados de llevar adelante políticas públicas de género y comunicación.
Pero frente a la crisis y la recesión, las audiencias han avanzado en el ejercicio de sus derechos. El año 2018 ha sido clave en la instalación pública de las agendas de los movimientos feministas. No fue sólo el año de la lucha por el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo, sino que logró abrirse paso a la lucha contra la violencia mediática y simbólica así como la necesidad de transformar las estructuras laborales de las empresa de medios y agencias de publicidad. La presencia o no de diversidad de identidades de género en la producción de contenidos, así como en los cargos de mayor poder de decisión dentro de estas estructuras, tiene mucho que ver con la democratización de estos ámbitos laborales y de los mensajes mediáticos.
Como resultado, la industria de la comunicación y de la publicidad han sido cuestionadas desde miradas feministas y por toda la sociedad, visibilizando las desigualdades y brechas de géneros existentes a su interior.
Articulo del entramado: 26 de diciembre de 2018. De Eliana Juncos | Daniela Balverde | Nerea Lopez | Abril Ratkevich

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Desde entonces han surgido múltiples medios de comunicación alternativos con discursos respetuosos de los géneros que le disputan la construcción de sentidos a los medios hegemónicos. De la misma manera, referentes feministas fueron ocupando diversos espacios, entre ellos los medios de comunicación, logrando protagonizar programas de altísimo rating.
Gracias a las luchas feministas, hemos podido avanzar en la democratización e inclusión de diversas voces, miradas y sentidos tanto en los contenidos mediáticos como en los ámbitos laborales vinculados a la comunicación y a la publicidad.
Hoy las violencias de géneros no se toleran más. Y eso se puede observar en casos en los que medios, periodistas, programaciones y publicidades han recibido sanciones (incluso penales) y/o han tenido que retirarse de circulación por la irrefutable condena social.
Tal vez estamos asistiendo a la extinción de personajes misóginos que durante mucho tiempo han justificado y ejercido la violencia machista, reproduciendo discursos de odio. Tal vez estamos asistiendo a un cambio profundo en los paradigmas de la comunicación y de la organización del trabajo fundados desde el androcentrismo.
No es poco decir que cada vez hay más medios que nombran a sus propias editoras de género, que existan universidades con protocolos para la atención y prevención de casos de violencia de género, y que las agencias de publicidad apelan a una creatividad respetuosa de la diversidad de géneros. Tampoco es poca cosa que las industrias de la publicidad y de la comunicación vayan reconociendo que en su interior existen brechas, violencias y desigualdades de géneros y que trabajadoras/es reclamen y se organicen en pos de su erradicación.
Ha habido un notable avance en la lucha contra la violencia mediática y simbólica, pero aún queda mucho trabajo en la transformación de la cultura y las prácticas laborales machistas sobre las cuales se han construido las estructuras laborales de estas industrias. Los tímidos progresos en políticas de género y de igualdad de oportunidades en empresas de medios, agencias de publicidad y sindicatos del rubro deben volverse más consistentes y reflejar un auténtico compromiso en este sentido.
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A pesar de los cambios positivos, debemos seguir reclamando a los diferentes actores que componen la industria de la comunicación y la publicidad una transformación genuina en sus contenidos y estructuras laborales. Esto se logrará a través de la inclusión de mujeres y personas de la comunidad LGBTTTBIQ+ en posiciones de liderazgo y de producción de contenidos, como también en la deconstrucción de los mensajes que se comunican. Pero también es imprescindible reclamar al Estado el diseño y aplicación efectiva de políticas públicas que garanticen el respeto por los derechos humanos, la no discriminación y la igualdad.
Más información
- Protocolo de actuación publicitaria no sexista y diversa
- Decálogo para el Tratamiento Periodístico de la Trata y la Explotación Sexual. Setiembre de 2012. Argentina (Red PAR)
- Decálogo para el Tratamiento Periodístico de la Violencia contra las Mujeres. Octubre 2008. Argentina (Red PAR)
- Acuerdo Compromiso en Políticas de Género para el Periodismo y la Publicidad