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El Día Internacional del Orgullo Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales y Travestis, Intersexuales, Queers y más (LGBTIQ+), que se celebra cada 28 de junio, busca la visibilización de los diversos movimientos y colectivos organizados en la lucha para erradicar la discriminación por orientación sexual e identidad de género, reclamando la igualdad de derechos. La Casa de Varones Trans y Familias es uno de estos espacios de lucha y Santiago Merlo uno de sus fundadores, a quien entrevistamos.  

La Casa de Varones Trans y Familias, es uno de los espacios en la ciudad de Córdoba, que actualmente nuclea y organiza las demandas y necesidades de parte de este colectivo. En vísperas del día del orgullo entrevistamos a Santiago Merlo (SM), varón trans, Licenciado en Comunicación Social, docente y activista por los derechos LGTBIQ+, uno de sus fundadores e integrantes, quien nos contaba que la iniciativa surge del deseo de tener un espacio que contuviera las temáticas que atraviesan las masculinidades trans, varones trans, hombres trans, transmasculinidades no binarias. 

La casa como espacio físico empezó a funcionar en junio del 2019, siendo la primera casa del país que alberga estas necesidades específicamente, y hoy está en proceso de conformación como Asociación Civil. 

¿Por qué el espacio se llama Casa de Varones Trans y Familias?

SM: Nosotros veníamos necesitando hacer mucho hincapié en la familia presente, en la familia de origen y en la familia que construímos en el camino (…) Hoy en Córdoba somos prácticamente la única organización que está trabajando con familias. Muchos de los chicos no tiene el apoyo hoy de sus entornos entonces algunos papás y mamás de la misma casa se convierten un poco en sus papás y mamás, acompañándolos desde a retirar un medicamento, han hecho noches con algunos de ellos en hospitales, cuidándolos (…) Es como que la garantía de que haya un padre invita a otros padres. Y eso a los pibes también les da un mensaje muy hermoso, mucha contención. Como también está lo otro que es más duro, la ausencia de esa familia, entornos abusivos, entornos violentos”, explica Santiago.

 ¿Quiénes integran actualmente la casa?

SM: Antes de la pandemia llegamos a ser más o menos 50 o 60 personas. Cuando hablo de 50 o de 60, siempre estoy hablando de personas trans, específicamente….A todos esos se agregan las familias, aliados, amigos. Después de que arranca toda esta situación del contexto empezamos a tener un promedio de hasta 10 personas por semana más que se iban sumando, que necesitaban comer, que necesitaban que alguien les retire medicamentos, porque ya no se podía viajar, se cortaron los interurbanos y hasta las mismas comisionistas no podían venir, entonces íbamos buscando la manera de hacerlo. Y bueno, así llegamos hoy a casi 120 personas trans, entre 5 a 60 años. Somos alrededor de 82 varones trans, como 20 personas no binaries, como 14 infancias trans y 7 mujeres adultas, aproximadamente (…) Cuando abrimos como masculinidades, después empezaron a aparecer las nenas trans. Las niñas que tampoco tenían un lugar donde llegar en Córdoba. Cuando uno habla de mujeres trans siempre las ve adultas, en otras organizaciones donde las situaciones y las historias de vida son diferentes, y nosotros queremos trabajar muy fuerte para que no lleguen a ninguna de esas situaciones, con esa expectativa de vida que hoy tenemos.

 

¿Cómo se organiza la casa, qué actividades realizan?

SM: La casa tiene un área de trabajo social. Hay dos trabajadoras sociales, una es Victoria mi compañera, que además trabaja en el consultorio inclusivo de Santiago del Estero, así que toda esa experiencia está puesta también en la casa. Otra compañera es Luz Achával, que es un compañera trans que es trabajadora social. Después está el área legal con dos abogadas, una abogada y una estudiante avanzada, porque empezaban a aparecer también las demandas de tipo registral o cambios de documento.

Después armamos una enfermería en la casa. Una enfermería donde hacemos la aplicación de la testosterona, los tratamientos hormonales nuestros. También las curaciones post quirurgicas; cambiar los apósitos, los vendajes, todo lo que implica el postoperatorio (…)

Armamos un gym que era fundamental para los tratamientos hormonales. Necesitamos hacer actividad física para que se puedan asimilar mejor todos los tratamientos en sí, con actividad aeróbica, para que no genere en el tiempo otras dificultades (…)

Y también se armó un ropero comunitario, que no es simplemente una pilcha que te falta, si no es la construcción de tu identidad. Hay chicos que llegan a buscar la ropa que no pueden usar en su casa, algunos no la llevan, la dejan acá, vienen del interior, dejan sus cosas, se visten y después para irse a su casa se ponen la ropa con la que vinieron, otros van probando, son procesos, son tiempos.

¿Cómo se sustenta el espacio?

SM: Todo con donaciones, nos banca la sociedad civil, laburantes, y por ahí algunas que otras organizaciones que también nos convidan de lo suyo, de lo que por ahí reciben, con aportes económicos en general. Y después también tratamos de hacer actividades que generen ingresos. Por ejemplo, el sábado pasado hicimos un festival trans travesti con una cuenta, el Feroz, salió muy bonito, muy hermoso. Empezamos a hacer barbijos, que también estamos vendiendo. Hay un compañero que arrancó el año pasado con la parte gastronómica, y también fue sumando a otros compañeros. Cualquiera de los chicos que hoy está en la casa puede hacer su propio emprendimiento, y de ese emprendimiento que gestiona y que hacemos digamos, porque también empujamos entre todos para que surja, después cada uno hace un aporte de ese emprendimiento a la casa para que vaya quedando como un fondito. Entonces es cooperativo, es colaborativo, hay un emprendimiento gastronómico, hay un emprendimiento textil y los emprendimientos artísticos. Y eso es como el área de recursos, que también en el medio de esto se hizo como fundamental porque la mayoría se quedó sin laburo. 

¿Articulan con otros espacios?

SM: Por ejemplo articulaciones y vinculaciones con el Hospital Córdoba, con la UEPC (Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba), con espacios que puedan responder a necesidades concretas. También hicimos acompañamiento en situaciones de aborto, de un compañero en medio de la pandemia y otro anterior, entonces identificar dónde tenemos esas aliadas que nos puedan acompañar, no es fácil.

ESTRATEGIAS DISIDENTES EN PANDEMIA

En estos últimos meses, la pandemia mundial ha profundizado una crisis que golpea a la humanidad en general, pero impacta de manera más cruenta sobre aquellos colectivos y sujetos históricamente relegados y discriminados por la sociedad. Dadas las circunstancias, y la carencia de respuestas por parte del Estado, las organizaciones sociales han tomando especial relevancia, debiendo ampliar las estrategias para lograr sobrevivir y cubrir las urgencias y necesidades básicas de una gran parte de la población.

¿Cómo ha impactado el contexto de pandemia en la dinámica del espacio y su comunidad?

SM: Con el tema de la pandemia, eso que venía más o menos organizado pasó a ser casi exclusivamente campaña para cubrir las necesidades de comer. Hemos sostenido el acompañamiento a través de videollamadas, mensajes todo el tiempo, nuestros teléfonos están disponibles las 24 h del día, porque también tenemos compañeros conviviendo con situaciones de violencia, son entornos complejos, entonces estamos muy atentos a esas situaciones.  

(…) El acompañamiento se profundizó, porque empezó a estallar la ansiedad, la incertidumbre de no saber qué iba pasar con los tratamientos hormonales. Se cortaron las atenciones en los consultorios con los endocrinólogos, el que estaba por comenzar no pudo comenzar, se suspendieron las cirugías programadas… Entonces todo eso que tenía una demora de 4 años, ahora minimo 5 años al no ser consideradas como urgencias. Las toman como estéticas aunque nada tiene que ver con lo estético, ponen una vara, vos queres sacarte, ponerte mas menos, y en realidad es una situación compleja hasta de vida o muerte en algunos casos. Por eso es muy importante la presencia del trabajo social y el área legal que nos ayuda a ponerle un nombre a todas estas cosas. Con la pandemia pasó eso, se paralizaron algunas áreas, pero las de acompañamiento se profundizaron y a eso sumamos la salida con entregas de alimentos, la búsqueda de las hormonas. Acá en Córdoba tenemos al Hospital Rawson, el Príncipe de Asturias, el Florencio Díaz y el Hospital Córdoba.

¿Y cómo se han manejado con el tema de la circulación para hacer las entregas de alimentos, medicación, etc?

SM: Las situaciones de tensión también que se dan con la policía con el pedido de la identidad, porque no todos hemos cambiado el DNI, entonces te presentas con un nombre y el DNI dice otro, entonces es bastante complejo. A mi me ha pasado y a muchos otros también. Aunque ya cambiaron la identidad hace rato, ellos lo cortejan, a veces sigue saltando el nombre anterior, entonces tenés que explicar por qué son distintas informaciones, y quedas expuesto a la buena voluntad del policía. Porque en Córdoba no se actualizaron esas cosas, cada vez que un compañero sale a la calle nos tiene que avisar por dónde va, ponemos la ubicación en tiempo real, o dejamos la llamada en WhatsApp también y  vamos diciendo qué vamos haciendo, por si nos frenan y por si tenemos que pedir ayuda o algo.

 

¿Y cuál es la situación laboral, sobre todo en este contexto?

SM: La población trans tiene más del 90% de laburo informal. Los varones trans se dedican en general a tareas de tipo domiciliarias, desde cuidado de personas a arreglos, mantenimientos de cosas, que cuando arrancó ésto, volvieron quienes te contrataban a hacerse cargo de estas tareas. El laburo en bares como repositores, barman, sonidistas, el laburo de delivery, eso mucho no cambió para ese grupo de chicos… Muchos realizan comida en sus casas, como estrategia de supervivencia, mucha cadeteria, en bici, colectivo, a pata.

(…) Los compañeros que son trabajadores sexuales también en este momento la están pasando mal. Que también están sin laburo en este contexto y son otros compañeros que estamos acompañando y ayudando. (…) No se visibiliza en este contexto tampoco qué pasa con las infancias trans, porque cuando hablamos de ayuda siempre estamos pensando adultos o adultas, sin embargo mamás y papás de niños y niñas trans también se quedaron sin laburo entonces también llegamos a esas familias. 

DÍA DEL ORGULLO 2020, LO QUE TODAVÍA NOS FALTA

¿En este nuevo 28 de junio, cuáles dirías que son las reivindicaciones o urgencias de la comunidad?

SM: Creo que es insistir en la implementación de la ESI (Educación Sexual Integral), de la Ley 26.150, que nos nombra, que nos abraza. La ESI es una propuesta que está al alcance de todas las personas dentro de las escuelas, no es necesario que haya ningún profesional, ni especialista, está pensado para toda la escuela justamente. Y lo que tiene la ESI es que jode, que interpela, que le rompe las pelotas a todo el mundo, porque lo que hizo fue llevar del ámbito privado a lo público y empezar a ponerle nombre a todas las violencias, las ausencias y también poner en discusión el sistema educativo, en esto de la neutralidad o la impunidad de eso que ha estado siempre tan presente en nuestra cultura: el lugar donde te hacen el bullying, donde un profesor interviene o no. 

La implementación efectiva que se va haciendo de a poco, gradual, pero ahí está, también de la Ley Micaela, donde también está el apartado de género. 

Necesitamos inclusión laboral trans ampliada, no desde un cupo, desde un lugar que sea limitando, sino una inclusión total donde también nos puedan ver con capacidades. Hay un montón de personas con profesiones y oficios que no tienen oportunidad. Esperamos oportunidades para demostrar lo que sabemos hacer, que podemos transformar el mundo de verdad.

Nosotros como personas trans no solamente tenemos saberes y conocimientos en nuestras formaciones, sino también capacidades y talentos que tienen que ver con nuestras propias historias de resiliencia, de resistencias, de adaptación, que no cualquiera las tiene. 

También necesitamos una salud integral, integral que tiene que ver con todos nuestros proyectos vitales. No solamente lo integral pasa por tu cuerpo físico, o tu envase original que después si querés lo cambias o no, sino con estas posibilidades de paternar, de maternar. Los grises que aún tiene la ley, seguir insistiendo en eso. 

Y queremos que sea ley, va a salir, va a ser ley, ya estamos. Los varones trans también abortamos, también elegimos el momento si tenemos ganas o no de ser padres. 

Todas las instituciones, la familia, la escuela, todo tiene que tener un acompañamiento. Tenemos que cambiar las reglas del juego y las miradas de cómo nos están viendo los grandes. A mi me encanta y me parece bárbaro que cada vez haya más interés en las infancias y adolescencia trans, pero seguimos poniendo el eje en los chicos y en las chicas, como algo que hay que enderezar o acomodar o aggiornar, y no estamos diciendo «bueno, a ver, vamos a hacer un encuentro para padres y madres o familias en transición en general». Así que creo que es eso, acompañar a las familias, actualización, capacitación profesional, para que tengan las herramientas y nos contengan. (…) Vos no fallás como padre o como madre por tener un hijo trans, fallás si no lo abrazas, fallas si lo expulsas, eso es fallar como padres, dejar en banda a un pibe o una piba que después lamentablemente la pasa para el orto y no va a solucionar el resto de su vida hasta que no la abraces. Porque el amor te fortalece, te da las herramientas para que después vos salgas al mundo y encares toda la hostilidad, sabiendo que podés volver a tu casa a dormir, sabiendo que podés volver a tu casa a comer, a compartir la mesa, un plato de comida. 

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Para colaborar con la Casa de Varones Trans y Familias

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